lunes, junio 24, 2019

Deshilachada

Hoy tengo un agujero en la nuca y me entra un aire frío. Los átomos que conforman mi mente se dispersan poco a poco y yo desaparezco sin dejar rastro.

No estoy aquí. No existo.

dios tomó la puntita de mi tejido y me dejó marchar. Desde el cielo me mira deshilacharme poquito a poco.

Estoy atorada en una tela de arañas; húmeda, pegajosa, repugnante. El final es inminente, pero tampoco me importa tanto. Desearía que me preocupara más, pero no es así.

Mi piel es arena apelmazada y la vida es como un sol hiriente que me recuece y poco a poco me derrumbo, me deshago y me desdibujo...

Estoy perdiendo la forma que tenía para dar paso a algo distinto. No sé si es algo bueno o malo, pero debajo de mi piel algo cruje como un columpio viejo. Soy un triciclo roto que no puede andar recto; choco, choco, choco.

Tengo las manos demasiado heladas como para doblar los dedos. No puedo evitar caerme al pantano y llegar hasta el mismo fondo.

Pero está bien.

Está lleno de algas mohosas, pero está bien.

Hace frío, pero está bien.

Los monstruos no le temen a la obscuridad.

TheTrickIsToKeepBreathing

Días de lluvia

Me gustó verte. Ver que sigues aquí, que contra todo pronóstico... seguimos vivos. Hay veces en las que respirar es muy difícil, hay veces en las que existir es realmente doloroso.

Pero estoy aquí.
Sigo aquí.

Me gusta saber que puedo volver, que tengo un lugar al cual regresar. A tu lado, siento que puedo ser una humana aunque sea por un rato.

No necesito... explicarme ni esforzarme por parecer algo que no soy. Llego a ti rota, partida, gastada por la vida, pero llego y tú me sonríes y podemos conversar como si el tiempo entre nosotros no hubiese pasado.

Las cosas que dices y las cosas de las que hablamos me sacan de este universo tétrico que es mi mente, me muestras la luz.

Sí. Este es. Este es el camino para seguir adelante.

Hay momentos en los que no quiero aceptarlo, pero... pero todavía no quiero rendirme. Dentro de mí todavía existe el deseo de saber qué sucederá mañana

... y el día después de mañana.

... y el día después de ese.

Es muy difícil. Es doloroso. Ser fuerte me está matando.

Pero morir de pie, morir luchando, me parece todo un honor.

Por favor, sigue a mi lado.

Espérame hasta que regrese.

Tú lo sabes, que yo...

siempre encontraré la forma de volver a ti.


TheTrickIsToKeepBreathing

jueves, septiembre 27, 2018

Necesito escribir

Por un tiempo tuve la absurda creencia de que, por el hecho de no haber escrito aquí, ya me encontraba mejor. Algo, lo que sea, pero un poco mejor.

La verdad es que ahora sé que lo único que he hecho ha sido ahogarme en cigarrillos y envolverme en café

para parecer ocupada.

No duermo casi nada porque estoy demasiado cansada como para conciliar el sueño y, entonces, cuando el sueño finalmente me permite escapar de esta conciencia que me quema el cerebro, mi mente se encarga de fustigarme también durante los sueños.

He pasado treinta minutos intentando encontrar un slam poem que pudiera satisfacer mi corazón en este minuto obscuro. Finalmente, me di cuenta que solo yo podía hacerlo.

Así que aquí estoy. Luego de meses de lúgubre armonía, mis brazos y piernas ya no son capaces de moverse más. Los hilos que me mueven no se han cortado, pero están gastados por el sol... los siento deshacerse poco a poco.

Ya no me queda nada. Nada. NADA. N A D A

Esta carne se me pudre y comienza a caerse a pedazos. Mientras me muevo voy dejando un regadero de grasa, dolor y sangre. Parece que pululo como una herida supurante, sin sanar; le doy asco al mundo.

No pido mucho, la verdad, solo un poco de respeto.

Las palabras me azotan el cerebro y comienzo a temblar. Necesito sentarme un momento, necesito al menos 20 cigarrillos y




Intento recordarme por qué sigo aquí y qué importancia podría tener algo de esto cuando me muera.



TheTrickIsToKeepBreathing

miércoles, abril 11, 2018

12/09/2017

No sé que estoy haciendo en estos momentos ni por qué escribo esto. ¿Qué razón podría tener yo para querer hablarle a alguien que jamás contestará?
Hay algo que comienza a convertirse en piedra en el interior de mi pecho y sé que no seré capaz de entregarte este documento.
Ni siquiera he empezado a escribirlo, pero ya me duele. Me duele pensar en ti.

Si intento recordar desde cuando comencé a sentirme así creo que no podría ponerle fecha. Desde cierto punto en el pasado mi memoria se volvió difusa y hay tantas cosas que se han perdido, que se han mezclado con el dolor.

Pronto vas a operarte. Debes estar asustado, yo también lo estaba cuando me tocó a mí. Yo también estaba sola. Bueno, no. No sola, pero sin ti. No tengas miedo, las cosas saldrán como tengan que salir, incluso si todo resulta mal... no es como si pudiéramos hacer algo para evitarlo. Al menos eso es lo que solía repetirme antes de entrar al quirófano. "No importa. Que pase lo que tenga que pasar. No depende de ti".

Recuerdo que antes de operarme estaba yendo a una terapia que mi tía pagó. La terapia trataba de sanarme para evitar la operación, pero no fue suficiente. Me explicaron que aquellas personas que se enfermaban de la vesícula eran personas que lideaban con depresión e ira. Tamaña casualidad. Durante la terapia, me enseñaron a autohipnotizarme. Debía visualizarme en un ascensor y bajar piso a piso. 12, 11, 10. Debía seguir bajando. 7, 6, 5. Cada vez que bajaba y las puertas se abrían veía un corredor obscuro y las paredes rezumaban sangre. Seguía bajando. 3, 2, 1. Frente a mí había una escalera y debía bajar aun más, doblar a la derecha y cruzar una habitación a obscura. Frente a mí había una nueva puerta y al otro lado estaba yo. Pero no yo de 19 años, sino yo de 7 años.

Me explicaron que aquella era mi niña interior. Mi niña interior estaba encerrada en un sótano obscuro que olía a humedad. Estaba escondida en un rincón y me miraba en silencio. En mi mente entré a ese lugar, la tomé entre mis brazos sin pensarlo y lloré sobre su hombro. Me daba tanta pena ver esa pequeña niña asustada que temblaba en la obscuridad.
-¿No tienes miedo de estar aquí sola?-le pregunté.
-No-me respondió.- Aquí es donde deben estar los monstruos.



Comprender eso fue revelador, por decir lo menos. A fin de cuentas, esa es la percepción que he tenido siempre de mi misma. Soy un monstruo y todas las mañanas me visto con mi traje de humano y salgo a la calle con una sonrisa en el rostro. Se supone que tu niño tiene la edad en la que sucedió algo que te cambió para siempre. 


TheTrickIsToKeepBreathing

miércoles, abril 04, 2018

Olor a cigarrillo

Hay una sensación persistente en mi interior. Una sensación que posee mis músculos y mi cerebro, mis huesos y órganos... la sensación de estar precariamente balanceándome en la vida.

Mis probabilidades de morir aumentan cada día. Me siento gastada, usada, vieja, rota, desechada, sucia y golpeada... no recuerdo la última vez que había luz dentro de mi pecho... ahora todo es tiniebla y no dejo de preguntarme... ¿por qué?

Por qué sigo actuando como si me importara... por que sigo esforzándome por parecer un ser humano cuando claramente no lo soy.

En mi bolsillo hay una cajita y tiene un cigarrillo a medio terminar... todo a mi alrededor huele a combustión mal apagada y me pregunto si los demás pueden sentirlo, si quizá los demás lo detestan...

¿Cómo me haría sentir si fuese así? no lo sé. Quizá me heriría saber que soy desagradable, quizá mi primer pensamiento sería "lo sé".

Tal vez... 

de cierta forma temo que llegue quien me apunte con un dedo y grite "eres un bicho, un asqueroso bicho, un monstruo... una araña asquerosa... ¿qué estás haciendo entre los humanos?" y entonces, todos se volverían a mirarme con sus ojos enormes y rojos y alzarían sus brazos, tirarían sus piedras y tendría que escapar para sobrevivir...

No me siento segura en esta comunidad. La sociedad me parece un campo de batalla, una puesta en escena, una obra patética, triste, ridícula... y yo estoy aquí de infiltrada, de polizón, tratando de construir algo... de formar parte de algo...

¿Debería rendirme y aceptar que tan solo nunca podré ser parte de los humanos?... que nací rota, enferma, fallada y que, por más que lo intente,  nunca podré hacer algo... algo más...

No lo sé. Tal vez solo es un mal día y me toca recoger mis piezas de a poco, meterlas a mi corazón y seguir adelante.




-Estoy en clases, pero no quiero escuchar qué dicen, mi cerebro no es capaz de recibir más información... debo botarla... debo limpiarme... me siento corrompida, infectada... sucia... sucia... 

La posibilidad de que esto solo sea percepción de mi mente enferma es tan alta y eso lo hace todo tan aterrador... porque la percepción no es realidad...

Porque estoy sola... sola conmigo misma... y me duele... me duelo.

TheTrickIsToKeepBreathing

martes, diciembre 26, 2017

Golpes

Hace unos días perdí mi celular. Nada tan terrible, a menos que se tenga en cuenta los pocos recursos que poseo para comprar otro. Sin embargo, lo peor de ello fue la reacción que generó en ti.

Hoy fui a visitar a un amigo. Para que no te preocuparas de que me devolviera tarde te ofrecí ir a buscarte al trabajo y tú, como aprovechándote de poder fijarme un horario, decidiste que a las siete de la tarde debía presentarme en tu oficina; te pedí media hora más, a lo cual accediste.

No importa lo que haya sucedido. No importa que llegando a la casa de mi amigo me haya caído, no importa que inspirados por nuestra conversación haya salido con menos tiempo, no importa que haya habido congestión en el camino, ni que haya tenido que cojear hasta tu trabajo. 

No importa nada. Ya te habías ido. 

Sin detenerme, sin esperar más, salí de allí y tomé la primera micro que me llevara a casa, sabía que estarías enojada conmigo... por eso no me habías esperado ni diez minutos.

Llegué a casa antes que tú y me quité el pantalón para ver que tan grave era la herida que tenía en la rodilla. Al cabo de un rato llegaste también y fui a saludarte, aún sabiendo que estarías enojada. 

No tardaste en gritarme y como siempre yo guardé silencio y preferí regresar a mi cuarto. Me seguiste, golpeaste mi puerta, me gritaste... me pegaste.

No contenta y al ver que yo mantenía mi silencio me amenazaste con golpearme más, con quemar mis cosas... con no volver a hablarme. Me incriminaste de ser una pésima hija, una hueona de mierda que siempre te fallaba para la cual todo el mundo le era más importante que su propia madre. 

Me dejaste dando un portazo. A los diez minutos volviste a interrumpir mi tranquilidad; venías a pedir disculpas, pero, verás, las disculpas no se exigen ni se fuerzan, las disculpas no se logran culpando al otro ni tratándolo de estúpido, de inmaduro. Nadie se disculpa argumentando que le dolió más haber dado el golpe.

Me dijiste que me parecía a mi padre, como si debiese estar avergonzada de ello. La cuestión es que yo me parezco a mí misma. Y soy mujer de palabra.

Me juraste nunca más hablarme y espero que sepas cumplir, porque bien saben los cielos y los avernos que yo lo haré. 

El golpe me dolió y me sigue doliendo, pero más me dolió la violencia con la que me trataste, resultado de la misma violencia pasiva manipuladora que siempre ejerces sobre mí. Me dolió verte convertida en tu madre. Me dolió verte pidiendo mi perdón de esa manera, sin siquiera respetar mi espacio, mis sentimientos.



Me dolió verte tan lejos de la persona que creía que eras.

TheTrickIsToKeepBreathing

martes, septiembre 12, 2017

Tampoco quiero vivir

Ha pasado tiempo desde la última vez que me sentí así.

Estoy mal.


Hoy mientras estaba en la cama, luego de haber dormido 19 horas, me asaltó la duda que había tenido tanto tiempo hace años. ¿Por qué? ¿por qué levantarse?, ¿por qué despertar? ¿qué sentido tiene? No quiero ir a clase, no quiero hacer mis trabajos, no quiero pensar más. Siento como lentamente mis manos pierden su fuerza y me alejo de la orilla, me hundo cada vez más. El peso de mi cuerpo es demasiado grande para sostenerme, para respirar. De hecho, no encuentro razón alguna para intentarlo.No creo que quiera morir, no ya no. Pero tampoco quiero vivir.


No sé como es que pasé estos últimos 8 años. De dónde saqué la fuerza para levantarme todos los días.


No tengo idea, pero me levanto como autómata. Mi habitación está a obscuras y la poca luz que se filtra a través de la cortina hace que todo se vea morado. Ordeno todo, la cabeza me da vueltas, salgo sin pensar demasiado en lo que hago, prendo el calefón, lleno mi botella con agua, me ducho, me visto, me peino, me preparo para salir y me despido de todos.





No quiero hacerlo. No quiero estar de pie, no quiero estar consciente, pero tampoco puedo evitarlo.


TheTrickIsToKeepBreathing

domingo, julio 16, 2017

My sins are all I have left

Al final del día esto es todo lo que soy. No importa cuánto lo intente, la carga de los errores pesa cruelmente y el orgullo morboso que provoca llevarlos a cuestas es algo que no puedo dejar de lado.

Ahora mismo todo el mundo parece tener una opinión acerca de lo que debería o no debería haber hecho. Todos quieren hacerme saber sus excelentísimas ideas.

Si me rehuso, pues, qué problema, qué carácter, qué antipática, qué irritable. Pero parece que nadie considera que no me hacen falta sus comentarios, que ya tengo suficiente con mi propia cabeza, que sencillamente no quiero escucharlos.

Mis errores son míos, son el precio que pago por mi experiencia, no te atrevas a tocarlos, a intentar quitármelos. 




Mis pecados son lo único que me queda.

TheTrickIsToKeepBreathing

jueves, julio 13, 2017

En este nido de víboras

Las cosas son difíciles acá. Me sigo preguntando si el amor realmente existe y si es que late bajo el lodo seco y quebrado de nuestro egoísmo y desconfianza. Existe algo aquí que no esté manchado con dolor, con odio. Parece que todo se derrumba, que nada resulta. Es imposible salir de aquí. Es un terreno pantanoso lleno de cuerpos putrefactos que se revientan si te apoyas en ellos para escapar. No se puede. No se puede salir sin dañar, sin matar. Dónde habrá quedado el pedazo de corazón que te prometí, ya no sé. Quizá nunca lo tuve, quizá nunca quise darlo. 



Gracias por haberme arrastrado hasta la orilla, pero no sé si sea capaz de hacer lo mismo por ti. 

¿Puedes resistir?, ¿puedes resistir mi egoísmo?, ¿puedes esperar hasta que regrese?, ¿puedes confiar en mí?

TheTrickIsToKeepBreathing

miércoles, julio 05, 2017

100 preguntas que toda persona debería saber acerca de sí mismo

1.     ¿Cuál es tu segundo nombre? Fernanda.
2.     ¿Qué vicio tienes que no quieres dejar? Fumar.
3.     ¿Cuál es una mala costumbre que todavía tienes? Siempre flecto las piernas al sentarme.
4.     ¿Cuál es tu número favorito?, ¿por qué? 2, porque las mejores cosas se hacen de a dos.
5.     ¿Cuál es tu comida preferida? Charquicán.
6.     ¿Cuál es tu dulce preferida? Chocolate amargo o chocolate relleno con cappuccino.
7.     ¿Cuál es tu sabor preferido? Ácido.
8.     ¿Prefieres gatos o perros?, ¿por qué? Gatos, porque son místicos.
9.     ¿Cuál es tu mascota ideal? Gatos con mal carácter.
10. ¿Cuál es tu flor favorita? Aquilegia vulgaris
11. ¿Cuál es el animal mítico que más te gusta? Unicornio.
12. ¿Prefieres blanco o negro? ¿por qué? Negro, porque es la combinación de todo.
13. ¿Cuál es tu color favorito?, ¿por qué? Azul, porque me produce calma.
14. ¿En qué mundo fantástico te gustaría vivir? Narnia.
15. ¿Cuál es el material que más te gusta vestir? Algodón.
16. ¿Cuál es la última película que viste y que te encantó? The girl on the train.
17. ¿Cuál es el último anime que viste y que te encantó? Erased.
18. ¿Cuál es la mejor serie que has visto? Millenium.
19. ¿Qué libro esperas que publiquen pronto? La tercera parte de The Kingskiller chronicle.
20. ¿Cuál es la canción que no has podido dejar de escuchar las últimas semanas? The Wolf, Siamés.
21. Si tuvieras un canal de Youtube, ¿cómo se llamaría? La noche de los bizarros.
22. ¿Cuán seguido lloras? Nunca si puedo evitarlo.
23. ¿Cuál es tu recuerdo más querido de la infancia? Mi mamá, mi hermano y yo, jugando con las gatas, tirados sobre el suelo de la cocina mientras el sol de la mañana entra por la ventana.
24. ¿Cuál es tu recuerdo más turbulento de la adolescencia? Mi cumpleaños 14, cuando mi mamá me golpeó frente a mi mejor amiga.
25. ¿Qué idioma antiguo te gustaría aprender? Latín antiguo.
26. ¿Cuál es el mejor invento que ha hecho el ser humano? La escritura.
27. ¿Con qué personaje histórico te gustaría tomar el té? Nikola Tesla.
28. ¿Con qué personaje histórico te gustaría tomar un trago? Salvador Dalí.
29. ¿Cuál de todos los derechos humanos agradeces más? La libertad de pensamiento y el derecho a la educación.
30. Si tuvieras un soundtrack de tu vida, ¿qué canciones deberían tocarse para el amor de tu vida? You take my breath away, Queen; Can't help falling in love with you, Elvis Presley; Groovy kind of love, Phil Collins.
31. ¿Cuál es el aspecto de tu personalidad que más te gusta? Puedo percibir a la gente y actuar acorde a la situación.
32. ¿Qué parte de tu cuerpo es la que consideras más atractiva? Mis ojos.
33. ¿Cómo te definirías en tres palabras negativas? Gorda, antipática, desafiante.
34. ¿Cómo te gustaría que la gente te definiera en tres palabras? Inteligente, misteriosa, segura de sí misma.
35. ¿Qué talento oculto te gustaría tener que no tienes? Cantar.
36. ¿Qué cambio harías en tu personalidad para volverte más atractivo para el resto? Me mostraría más sincera.
37. ¿Hay algo que cambiarías de tu cuerpo? Mis dientes.
38. ¿Qué es lo que te provoca más vergüenza? Equivocarme.
39. ¿Cuál es el aspecto de tu personalidad que arruina tus relaciones? Mi necesidad por controlarme y controlar las situaciones a mí alrededor.
40. ¿Hay algún recuerdo que te gustaría perder? Esperar por horas a mi padre.
41. ¿Cuál fue la frase que más marcó tu infancia? No le hagan caso, es muy alharaca.
42. ¿Cuál es la certeza que más te duele tener? Que nunca podré contar con la ayuda de mi padre en momentos de necesidad.
43. ¿Cuál es la peor parte de ser pobre? No tener dinero suficiente para salvar la vida de un ser amado.


44. ¿Cuál ha sido la mejor decisión que has tomado? No suicidarme cuando tenía 15.
45. ¿Cuál ha sido la peor decisión que has tomado? No pedir ayuda cuando la necesité.
46. ¿Cuál es tu pesadilla más recurrente? Estar perdida.
47. ¿Cuál es tu miedo más grande? Fracasar.
48. ¿A qué animal le tienes miedo y por qué? Arañas, porque tienen una manera aterradora de sobrevivir, así como yo.
49. ¿Crees en alguna superstición? ¿cuál? Si compartes tus sueños, no se cumplen.
50. ¿Cuál ha sido la cosa en la que más has querido creer? Mi propia capacidad para seguir luchando.
51. ¿De quién es la voz que escuchas en tu cabeza cuando estás por rendirte? La voz de mi madre.
52. ¿A quién ves a tu lado hasta el final? A mi mejor amiga.
53. ¿Cómo te gustaría morir? De vieja, como ermitaña, en mi propiedad retirada de la civilización, rodeada por libros.
54. ¿Donarías tus órganos? Sí, excepto el cerebro y el corazón.
55. Si estuvieras en coma, ¿considerarías la eutanasia? Sí, tan sólo 30 días conectada y adiós.
56. ¿Qué te gustaría que pasara luego de tu muerte? Que me cremaran y esparcieran en un bosque.
57. ¿Cómo reaccionarías si te diagnostican una enfermedad incurable? Mi iría a un retiro espiritual a morir en tranquilidad rodeada de libros.
58. Si pudieras matar a alguien, ¿a quién matarías? Cristóbal Colón.
59. Si pudieras salvar la vida de alguien, ¿a quién salvarías? A pesar de la enorme cantidad de víctimas inocentes, no salvaría a nadie.
60. Si te fueses a suicidar, ¿dónde y cómo lo harías? Me iría a la montaña a morir enterrada por la nieve.
61. ¿Por qué cosa darías tu alma al diablo? Conocimiento.
62. ¿Por quién darías tu alma al diablo? Mis seres amados.
63. En momentos de desesperación, ¿Qué frase rezas al cielo? Por favor, protégelos.
64. ¿Qué frase te tatuarías y en qué idioma? Leer salvó mi vida, escribir salvó mi alma, en latín.
65. ¿Qué edad tiene tu niño/a interno? ¿por qué tiene esa edad? Tiene 7, fue la primera vez que intenté suicidarme.

66. ¿Qué sabes de tu linaje familiar? Mi familia paterna proviene de Valencia.
67. ¿Quieres casarte y tener hijos algún día? No quiero casarme.
68. ¿Te consideras preparado para tomar la responsabilidad de formar una familia? No.
69. ¿En qué ciudad te gustaría que naciera tu primer hijo? En caso de tenerlo, Praga.
70. ¿Qué cosa que aprendiste de tus padres querrías enseñarles a tus hijos? Tienes dos manos, una para ayudarte y la otra para ayudar al resto.
71. ¿Qué cosa que aprendiste de tus padres no querrías enseñarles a tus hijos? No llores, no hay tiempo para eso.
72. ¿Qué clase de amuleto te gustaría traspasarle a tu descendencia? Un diario de vida.
73. Si pudieras decirle algo a tu padre por última vez, ¿qué le dirías? Lamento no ser lo suficientemente fuerte para enfrentarte y perdonarte.
74. Si pudieras decirle algo a tu madre por última vez, ¿qué le dirías? Pese a todo, te amo, siempre serás mi heroína.
75. Si estuvieras parado al borde de un acantilado y a cada lado tuyo están las dos personas más importantes de tu vida y sólo dos pueden salvarse ¿a quién salvas? Los salvo a ambos, muero yo.




Continuará...

TheTrickIsToKeepBreathing

Son cosas de seducción

He estado pensando en esto desde algún tiempo. Sucede que autodenominarte feminista provoca aquello: pensar, pensar todo. Es gracioso, de hecho. Siempre me he considerado una persona que piensa demasiado, pero no hablaré de eso hoy, no quiero desviarme del tema.

He estado pensando en la idea tan común que tienen algunas personas acerca de que "las mujeres que calientan la sopa y no se la comen son putas". Vamos a analizar esto de a poco. Verán, además de feminista soy lingüísta, entonces, el lenguaje es muy importante para mí.

Cuando se utiliza el artículo determinado "la" significa que sabemos a quien nos referimos. En este caso, a un grupo determinado de mujeres, es decir, hay un grupo de mujeres que actúan así y otro que no. Hay dos tipos de mujeres: las putas y las vírgenes. Mi problema con esto es que cualquier mujer que se interese por explorar su instinto sexual será catalogada como puta, mientras que aquellas que no lo hagan serán las vírgenes. Las putas serán amantes, la pasaran bien, no les romperán el corazón, nadie las tomarán enserio. Las vírgenes esperan hasta el matrimonio, serán señoritas, se casaran y tendrán hijos, son la clase de mujer que le presentas a tus amigos y familia. Sin embargo, esta visión es demasiado sesgada. A mí nadie me asegura que una mujer que disfrute del sexo no sea capaz de enamorarse, de casarse o no sea digna de ser presentada a otros como compañera.

Además, qué pasa con las vírgenes ¿acaso para tener valor debemos abandonar todo deseo sexual que tengamos?, ¿acaso mi placer sexual debe estar subordinado a alguien más? Por favor, quién daría tal poder a una sola persona. Nadie. ¿Qué pasa entonces si me equivoco en mi elección de pareja? Cagué. Claro.

Pero continuemos el análisis.

"Calentar la sopa", lo cual en buen chileno significa excitar al hombre (seamos justos, digamos pareja)  sin aceptar luego llegar a una consumación sexual que involucra la penetración vaginal (cualquier otro tipo de acto sexual se entiende como mera compensación de la grandiosa y clásica penetración vaginal). Esto me hace pensar en qué pasa con el coqueteo, qué pasa con la seducción, qué pasa con sentir la piel hervir, la sangre bullir, el corazón zapatear, el pene erectarse y la vagina lubricarse con el mero hecho de ver a una persona, con el mero hecho de hablar con una persona. Qué pasa con el deseo. La consumación al final termina siendo el amanecer de nuestro sueños húmedos: lo disuelve todo. Nos dura tan poco la pasión por ser seres golosos y sin capacidad de seducción. Nos violenta la espera y el juego de miradas, la sonrisa ladeada que nos lanza nuestra persona especial, nos perturba el hecho de desear algo más, por eso nos dedicamos a destruir ese sentimiento sin aprender primero a quemarlo, comerlo, fumarlo, respirarlo, vivirlo. 

Por último, "son putas". El verbo ser es un absoluto y refiere a una condición inherente de la cual no se puede escapar. Yo soy, por ejemplo, un ser humano (o al menos lo intento) y eso es algo de lo que, para bien o para mal, no puedo escapar. "Son putas". Sólo eso. No hay lugar a dudas, a opciones. Sólo eres una puta, qué importa que tengas o no familia, amigos, mascotas, estudios, trabajo, sueños, miedos, etc. 

Esta línea de pensamiento se une a una conversación que tuve hace un par de semanas con mi hermano mayor, durante la cual él me explicaba que a los hombres nunca les enseñan que el placer o deseo sexual está mal. Por ejemplo: Si un joven de, digamos, 15 años, es tocado por una compañera se considera un logro desbloqueado ¡Felicitaciones al jovencito que recibió su primer toqueteo! el cual gatillará una serie de reacciones físicas y mentales. El placer tibio que enrojece la cara, el cuello y el pecho, el cosquilleo que tensa todos los músculos y que se encuba entre las caderas. Si lo mismo le pasara a una joven de 15 años la respuesta que nos educaron a tener sería siempre la misma: Completo y absoluto pavor, vergüenza, rechazo. Nunca nadie nos dijo que se sentía bien que te tocaran, nadie nunca nos dijo que estaba bien sentirse así.

Verán durante nuestra educación suceden dos cosas muy distintas: a las chicas nos dicen "no" y a los chicos no les dicen nada. Quizá si a ambos nos dejaran libres de seguir nuestro instinto todos llegaríamos a la misma conclusión: SÍ, SE SIENTE EXCELENTE. Quizá todos descubriríamos nuestros gustos a los 10 y tendríamos sexo muy jóvenes. Pero nadie quiere eso realmente porque entonces estaríamos sobre poblados y nadie estudiaría y todos tendríamos que ser padres jóvenes y los pañales cagados formarían montañas fuera de las casas hasta el punto en que cubrirían el cielo y el mundo colapsaría ¡BUM!

Oh, espera. No. No sucedería eso. Sucedería que los jóvenes tendrían que aprender a cuidarse de contagiarse alguna enfermedad y de procrear. Sucedería que habrían muchos más besos y toqueteos y la gente estaría menos loca porque de pronto una de las formas más sanas y naturales de liberar estrés y construir lazos afectivos no sería más un pecado ni un tabú. Quizá, entonces, ya no habrían más personas con las que sólo te acostarías y otros a los que llevarías a casa a cenar con tus padres.

Quizá, por fin, se derrumbaría el maldito mito de la virginidad femenina y la gente aceptaría que en verdad el himen no hace nada, no tiene nada que ver. Quizá entonces las sonrisas, los besitos juguetones en el cuello y los roces de cuerpos calientes y sudorosos no se consideren como "calentar la sopa", sino como dar y recibir placer sin tener compromiso alguno de hacer o llevar la situación a ningún termino predeterminado.



O quizá necesito calmarme un poco y fumarme otro cigarrillo. En fin. Sólo es una idea que he tenido desde algún tiempo y he querido compartirla. De todas maneras qué podría saber yo de todo esto.

TheTrickIsToKeepBreathing

domingo, mayo 07, 2017

En la cama

Ella se sentaba en la cama y acomodaba la computadora sobre sus piernas. Ella dejaba a su gata dormir bajo las frazadas porque hacía frío y era invierno y porque sabía que llegaría el día en que lamentaría mucho no haberse preocupado un poco menos por los pelos y un poco más por el calor de aquel cuerpo peludo que ronroneaba apenas ella se movía para tocarla.

Sí, ella se sentaba allí en cada momento libre que tenía. No, libre no. No necesariamente. Ella se sentaba y veía como mundos espectaculares ocurrían frente a sus ojos o sino escuchaba voces hermosas cantando canciones tristes. Esta noche era Sinatra quien motivaba las palpitaciones en su cerebro... y ella, sentada ahí en la cama, se preguntaba cuando sería su turno de cumplir sus sueños.

A veces parecía que estaba a punto de comenzar ese camino que tanto ansiaba recorrer pero que, sin embargo, le pesaba tanto iniciar. Ella se sentaba en la cama y se cubría las piernas, algunas veces se quedaba dormida sin darse cuenta. Los días pasaban lentamente, los días pasaban sin importar qué... pero su día nunca llegaba. Ella no era tonta, sabía que el día nunca llegaría a menos que ella se levantase por fin de esa cama he hiciera las cosas que necesitaba hacer.

Cuándo llegaría ese día...

Aún no lo sé. Pero espero contarles pronto cuando eso suceda.




TheTrickIsToKeepBreathing

martes, abril 04, 2017

Flechas sin puntería

La  sensación más intensa que he sentido en meses y se trata del odio. La repulsión me corroe, la repulsión por mi. 
Cuán desagradable y desgraciada se puede ser. Siento como mi piel se estira y algo se revuelve bajo ella. Es el monstruo tratando de salir. Son mis ganas de querer alejarme, de querer escapar de la situación en la que estoy atrapada. 

No deberías ser así. Ya estás grande. Hazte fuerte.
Hazte fuerte.


No puedo.

Siento como inevitablemente mi rostro refleja mi alma como siempre. Siento que no puedo mantener la calma por más tiempo. El monstruo ronda, me observa sentado desde lejos. 

Quiere salir, quiere salir. Pero no lo hace.

El monstruo existe para protegerme y ponerme en evidencia no es una opción. Sin embargo, se remueve y contrae, me hace saber que late bajo mi carne y mi grasa, que el petróleo fluye en mis venas como barro sucio, barro frío.

¿Puedo quedarme aquí sentada?, ¿puedo irme ya?
Puedo hacer ambas.

La manera en que mi mente abandona mi cuerpo casi asusta. Si no me concentro abandonaré este lugar y debo recordar mis responsabilidades. No quiero. No quiero quedarme. Quisiera tan sólo dormir. Poner distancia. Escapar. 

Por qué todo tiene que ser tan difícil. Por qué tengo que fallar tanto, tantas veces. 
Por qué todas las flechas parecen sin puntería. 



TheTrickIsToKeepBreathing

sábado, marzo 18, 2017

Gritos en una noche de tormenta

Alguien yacía en la obscuridad, recostado en la cama matrimonial que había comprado para los dos.  Tenía los dedos cruzados detrás de la nuca y su pose era la viva imagen de la más absoluta tranquilidad, pero por dentro, él era la tormenta misma.
Las ventanas eran azotadas por las ráfagas de viento que lanzaban la lluvia contra el cristal, estallando.  El silencio que lo envolvía era denso como el cemento; era tan implacable su silencio que alrededor de él la lluvia y el viento no parecían desatar la misma tempestad. Él estaba pensando cosas dolorosas, cosas obscuras.  La intensidad de sus recuerdos lo hacían apretar la mandíbula casi imperceptiblemente.  Sus recuerdos rondaban la cama, parecían a punto de saltar sobre él, eran bestias hambrientas con quijadas nervudas y dientes punzantes.
Un trueno resonó en la bóveda del cielo. La habitación se iluminó fantasmalmente por casi un minuto. Las imágenes explotaron dentro de su cerebro. Él miraba desde la altura un cuerpo que yacía doblado de una manera ridícula a los pies de la escalera. No apartó la mirada del bulto hasta que se aseguró que no se levantaría, entonces suspiró y alzó la cabeza. Las nubes lloraban furiosamente sobre él. No se molestó en cerrar la puerta, dejó que el agua entrara furtiva y corriera escalera abajo. Escapó del tejado por la antigua escalera de incendios.
Volvió a abrir los ojos justo a tiempo para ver la habitación iluminarse nuevamente. Las noches como esas inducían los sentimientos furtivos dentro de su alma. Un ronco jadeo luchaba por escapar de su garganta, se sentía acechado. En noches como esas sólo quería acallar los violentos murmullos que llenaban sus oídos. Apretó los ojos e intentó nuevamente tranquilizarse, estaba a punto de ponerse a gritar. Entonces, el recuerdo de un rostro infantil de ojos caídos que lo miraban directamente y sin vacilar se escabulló entre la turbulencia de pensamientos; un rostro que sonreía con sinceridad cuando él estaba cerca, unas manos que recorrían su espalda, que se aferraban a sus hombros, una boca que lo tomaba por completo. Aquel joven que había significado una luz a la que seguir cuando todo lo demás era tinieblas.
Una sonrisa ladeada pugnó por aparecer en su rostro pero fue violentamente interrumpida por el recuerdo de las mentiras, de la delicada piel blanca amoratándose, del sensual labio sangrando, de los ojos tristes derramando lágrimas; ojos que ya no querían mirarlo, que ya no lo veían. Su ira fluyó, furiosa y densa como un caudal de lodo, enervándolo hasta hacerlo sentarse en la cama. Veía todo teñido de sangre, las paredes, la cama, el techo, el suelo. Estaba lloviendo sangre, los truenos eran cortes supurantes en el cielo.

La tormenta estaba dentro y no afuera. Los gritos se volvieron tan agudos que no podía distinguirlos entre sí. Salió de la habitación, pálido y con la mirada turbia; sólo podía pensar en los ojos tristes inyectados de sangre, en la cara horrorosamente hinchada, en sus manos fuertemente aferradas al cuello del joven. Tropezó y cayó de rodillas. El sonido era atronador, tanto que su boca se llenó de saliva y encogiéndose sobre sí mismo, vomitó bilis negra.
Nuevamente recordó el bulto a los pies de la escalera, recordó su expresión cuando lo pateó en el estómago; la expresión del más absoluto pánico. Recordó como aquella mano se había extendido frente a él, en un intento por evitar su final inminente, recordó como el brillo de sus ojos se apagó cuando se dio cuenta que no lo salvaría.
Intentó sentarse contra la pared mientras sentía su corazón rezumbar en el pecho, quiso recordar las últimas palabras que habían intercambiando, sin embargo, los gritos en su cabeza eran demasiado altos para poder recordar. También habían sido demasiado altos en aquella ocasión, demasiado altos para poder escuchar.
El frío no azotó su cuerpo como lo habría hecho con cualquier otra persona. Miró al cielo por un instante, el movimiento de las nubes le produjo desconfianza, antes de darse cuenta ya había comenzado a correr. Corrió sin notar que iba descalzo y sólo se detuvo cuando se encontró de pie frente al edificio de ladrillo—en aquella noche, parecía como un gran insecto rojo que brillaba repugnantemente en medio de la obscuridad–. Rodeó el edificio. Saltó la reja con facilidad pisando sobre el capó de un viejo auto abandonado. Los dedos de sus pies se enterraron entre el barro y las flores ahogadas por la lluvia, caminó lentamente amparado en la sombra que proyectaba el edificio.
La puerta trasera estaba cerrada y no había ventana alguna por la cual escabullirse. Miró nuevamente al cielo, la lluvia recorrió desde la punta de su nariz y bajó hasta sus orejas, de pronto vio la vieja escalera de incendios. Tiró de ella y constató su estado de oxidación al ver como parte del escalón se desprendía. Se encaramó hábilmente y subió, sin esperar, sin preocuparse si quiera que la escalera pudiera romperse bajo su peso. No tuvo necesidad de romper ningún vidrio, los marcos de las viejas ventanas cedieron ante la presión de sus manos, entró en el pequeño departamento.
El aroma que impregnaba el dormitorio lo debilitó lo suficiente como para hacerlo sentarse un momento en el suelo. Todo olía a aquel perfume y el cuerpo le palpitó de un placer que logró entumecerlo por unos minutos. Recorrió el lugar buscando pruebas que indicaran la presencia de algún otro amante, no encontró nada. Satisfecho, suspiró y caminó hasta el baño para secarse; aun en la más absoluta obscuridad, él podía ver muy bien.
De pronto el ruido de la cerradura le avisó que el joven había regresado. Se quedó en silencio, oculto entre la sombra de la puerta del dormitorio y el armario. Le escuchó cerrar con al menos tres cerrojos la puerta y luego caminar alejándose, otro ruido le hizo saber que estaba en la cocina, luego de un momento lo escuchó caminar por el salón. Esperó en silencio, el corazón le latía con mucha fuerza. Las voces y él esperaron.
Al cabo de un rato salió de su escondite y se dirigió por el pasillo al salón. La cortina levemente corrida iluminaba la habitación lúgubremente. El joven de ojos tristes se había quedado dormido en el suelo, con la cerveza en la mano y la cabeza apoyada en el asiento del sofá. Él se acercó, lo miró intensamente por un instante antes de retirarse a la habitación, a su regreso trajo consigo la manta de lana azul que había en el armario. Cubrió al joven con ella y decidió que volvería algún otro día.

Estaba entrando al baño para salir por la ventana cuando lo escuchó gritar, a continuación el estruendo de cristales y el golpe, compacto y macabro, de un cuerpo estrellándose en el suelo. Se detuvo en medio del salón, con la mirada turbia perdida en la escena. Supo de inmediato que no se levantaría y a medida que aquella noción se asentaba en su cabeza el ruido en sus oídos aumentó más y más. Se volteó para irse, tembló cuando reconoció la voz del joven agregarse al coro que bramaba en su cabeza. 


TheTrickIsToKeepBreathing

So let's move on

I can hardly remember. But the thrill of the night still burns within my blood. 

The lights went off and the screams went on. Should the beast be happy or not, the screams went through my bones.

Are they real? They're.
Are they here? They're.

<I'm the same person that I was before. A day older, a bit bitter, I feel so much pain, I think I'll get sick.>

Now the music is filling up my mind and their voices are singing words that I barely understand. I'm still trying to remember... I'm still trying to concentrate regardless of the pain, but it's useless. I can't.

I felt so good, but now I can hardly remember the changes on his face. The exciment has abandon my body leaving me empty and cold. I'm still in the darkness, I'm still sad.

Everything was an illusion. A placebo

<I'd not be writing this shit. Help me out, would you?>

Hey, dear, how does it feel? To live your own dream... must take a lot of strength.

Good boy, sweet boy, keep chasing the clouds,,, you're an angel and I'm not. 



So let's move on... 


TheTrickIsToKeepBreathing